El diario de Noa: capítulo 43º

Finalmente sin aviso ni darme tiempo a sorprenderme ni a responder me dijo: “voy a desabrochar uno más, solo para ver el sujetador” y acto seguido lo desabrochó, pero no un botón sino que fue, con una normalidad y naturalidad asombrosa, desabrochando uno por uno todos los botones de mi camisa. Iba yo a decir algo pero no encontré las palabras y antes de que me salieran habló él: “umm, que sujetador blanco más precioso, que bien te queda, estás buenísima, mucho mejor de lo que nunca imagine”. Con total desparpajo me abrió la camisa de par en par y se quedó mirándome de arriba a abajo con una cara extasiada y entusiasma.

Yo estaba bloqueada, agobiada del todo con ganas de pararle los pies y acabar ya con todo esto. Pero no me salían las palabras y solo una cosa consiguió despertarme de mi estado de confusión, aturdimiento y distracción: ¿qué fue? Pues que durante unos breves segundos Rafa dejó de acariciarme, eso me pareció raro por lo que me incorporarme de la cama. Lo que vi me resultó determinante para reaccionar con virulencia y contundencia. Rafa estaba acariciándose su propia entrepierna por encima del vaquero, tenía una erección descomunal de grande. Fue impactante. Incluso a través del vaquero se podía percibir perfectamente lo inmensa que era la erección y lo excitadísimo que estaba. Cierto que yo a mis 16 años apenas había visto una erección en mi vida (salvo la del pobre Dani que tuvo varias cuando salimos) pero la de Rafa me dejó perpleja.

Ante tal espectáculo conseguí por fin cabrearme y decirle en un tono más que alto: “Se acabó, me voy ahora mismo, todo esto ha sido un error, jamás debimos llegar a esto, me voy, adiós”. Hice un gesto de querer levantarme de la cama pero Rafa me lo impidió. Me susurró: “está bien, tienes razón, nos hemos pasado mucho” y acto seguido dijo con total calma y serenidad: “pero dado que he sido yo quien te ha desnudado parcialmente déjame que sea yo quien te vista de nuevo”. Me quedó aturdida y asombrada esa frase. No esperó ni tan siquiera mi respuesta, antes de que me diera cuenta estaba abrochando lentamente mi camisa y, una vez, abrochada del todo me la metió con delicadeza por dentro del pantalón. Acto seguido me abrochó cuidadosamente el chaleco hasta dejarme vestida del todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario