El diario de Noa: Capítulo 85º

Yo giré un poco la cabeza, me desconcertó el ofrecimiento y no comprendí a qué se refería. Por un momento llegué a pensar que me solicitaba permiso para contactar con esa chica y volver a repetir lo que pasó aquel día. Estuve a punto de abrir la boca y soltarle una burrada, menos mal que él se me adelantó y comentó: “solo tendrías que vestirte con un jersey amarillo, tu camisa blanca y unos vaqueros, solo eso”. De repente lo comprendí todo, o mejor dicho lo asimilé todo de forma brusca y contundente. Quería que yo, años después de que ocurriera, me hiciese pasar ahora por esa chica que tanto le impactó. Quería que exorcizara de lo más profundo de su subconsciente y de su memoria los recuerdos de deseo contenido que acumulada desde entonces. Solo acerté a preguntar: “¿Y es qué no tuvistes nada en su día con ella?”. Rafa me respondió con gran rapidez: “Yo a los 15 años era sumamente tímido y cortado, aunque ahora te parezca tan raro, y además ella creo que tenía novio”.

Fuese como fuese, no me hacía ninguna gracia el complacer a Rafa con una nueva fantasía y menos una que solo le estimulaba a él. Ya había hecho la tonta con lo de la colegiala y con lo de llevar la camisa desabrochada bajo el jersey. Y, aunque reconozco que me excitaba y motivaba el complacer sus propias fantasías, esta vez no me atraía para nada. Sería por el hecho de que, al haber existido de verdad esta chica, yo era como la segunda opción, el segundo plato, como el antídoto para remediar la obsesión sexual que le produjo a los 15 años. Además, me puso celosa y me molestó profundamente la pasión, anhelo y deseo de cómo describió la atracción hacía ella. Por lo que sintiéndolo mucho le dijo que no. Él se quedó contrariado y fastidiado, pero tampoco noté un gran cabreo en su expresión y simplemente dijo: “Bah, no pasa nada, era solo una fantasía como otra cualquiera. Aunque hubiera estado bien simularla. A mí me hubiera gustado”. A pesar de transmitir ilusión y entusiasmo yo me volví a negar y ya no insistir más veces.

No se puede decir que mi negativa le apocase o desmotivase. Pues al cabo de pocos días volví a recibir otro SMS suyo: “se me ha ocurrido otra fantasía que sé que te gustará mucho”. Nada más leerlo me molestó, se estaba poniendo muy pesado y tonto con el tema este de las fantasías. Mientras fuese yo la que planificará y construyera las fantasías no me importaba (al contrario, me encantaba), pero que fuera Rafa el que idease, concibiese y quisiera satisfacer las suyas propias me fastidiaba. Puede que fuera muy egoísta en ese aspecto, pero desde luego no iba a dar el salto a esas fantasías suyas, aunque fuesen muy light. Por lo que convencida volví a responderle con un seco: “No. Quizás más adelante. Pero ahora no”.

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