Mis reflexiones no parecieron que estorbaran mucho a Edu, pues él hacía todo menos pensar y reflexionar, ya que no paraba de acariciarme y sobarme los pechos con una dedicación total. De repente, de forma brusca como estaba siendo habitual en cada uno de sus movimientos, se desabrochó el pantalón como si le estuviese molestando en exceso y con rapidez se lo bajó hasta los tobillos. Apenas tuve tiempo de poder ver el bulto de la erección en su calzoncillo pues también se lo bajo del todo. Dejando así libre el inmenso pene totalmente ereccionado. Él lo observaba orgulloso y probablemente se vanagloriaba de lo muy empalmado que lo tenía y, seguramente, pensaría que yo estaría flipando de ver un pene por primera vez en mi vida. Cómo iba a poder imaginar el pobre que tenía en mi retina todavía muy reciente el pene de Rafa y las exhibiciones eróticas que Rafa hizo con su miembro. Es absurdo e infantil comparar entre ambos, pero reconozco que en esos momentos sí que lo hice, llegando a la conclusión que el de Rafa era incluso más grande, aunque con esto no quiero decir que desmereciera el de Edu, pues también tenía un tamaño considerable.
El que me mostrase abiertamente el pene me dejó muda, quieta y un poco descolocada. Seguro que esto desconcertó a Edu, no sé si es porque pensaba que al vérselo me iba a dejar llevar por arrebatos de pasión y lujuria y me entregaría ciegamente a él. Cuando lo que consiguió fue justamente todo lo contrario. No acababa de comprenderme a mi misma y el porqué de mi comportamiento tan frío y distante en esos momentos, si hasta entonces había sido puro fuego de sensualidad y excitación. Me cuestionaba cuáles podían ser los motivos de que este bajón y la frenada de mi entrega pasional. ¿Sería acaso que mi único objetivo era obtener la confesión de Edu de que jamás antes había estado en la intimidad con una chica? ¿Sería eso lo único que quería mi subconsciente y mi instinto y, ahora, al saberlo ya no me interesaba seguir con esto? ¿Había utilizado a Edu sexualmente solo para satisfacer mi ego y así tranquilizarme psicológicamente de que no había pasado nada importante con Graciela? Todo parecía indicar eso. Aunque, por otra parte, Edu era siempre mi máxima obsesión desde los 14 años y ahora estábamos juntos entregados el uno al otro, entonces ¿por qué no dejar vía libre a nuestros instintos y satisfacer todo el deseo mutuo contenido en esos años adolescentes? Como siempre, mi mayor problema fue siempre pensar demasiado, lo cual solo me servía para perder más el tiempo y aumentar el desconcierto del pobre Edu.
El que me mostrase abiertamente el pene me dejó muda, quieta y un poco descolocada. Seguro que esto desconcertó a Edu, no sé si es porque pensaba que al vérselo me iba a dejar llevar por arrebatos de pasión y lujuria y me entregaría ciegamente a él. Cuando lo que consiguió fue justamente todo lo contrario. No acababa de comprenderme a mi misma y el porqué de mi comportamiento tan frío y distante en esos momentos, si hasta entonces había sido puro fuego de sensualidad y excitación. Me cuestionaba cuáles podían ser los motivos de que este bajón y la frenada de mi entrega pasional. ¿Sería acaso que mi único objetivo era obtener la confesión de Edu de que jamás antes había estado en la intimidad con una chica? ¿Sería eso lo único que quería mi subconsciente y mi instinto y, ahora, al saberlo ya no me interesaba seguir con esto? ¿Había utilizado a Edu sexualmente solo para satisfacer mi ego y así tranquilizarme psicológicamente de que no había pasado nada importante con Graciela? Todo parecía indicar eso. Aunque, por otra parte, Edu era siempre mi máxima obsesión desde los 14 años y ahora estábamos juntos entregados el uno al otro, entonces ¿por qué no dejar vía libre a nuestros instintos y satisfacer todo el deseo mutuo contenido en esos años adolescentes? Como siempre, mi mayor problema fue siempre pensar demasiado, lo cual solo me servía para perder más el tiempo y aumentar el desconcierto del pobre Edu.
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