El diario de Noa: Capítulo 122º

En determinado momento en Agosto me llegué a plantear muy seriamente: “Pero, no seas tonta, enróllate con el chico más guapo y que esté más bueno. Disfruta el momento y aprovéchalo como hace todo el mundo. Olvídate de todas tus gilipolleces con Edu y Rafa y vive el Verano como hace todo el mundo". En esos momentos eché de menos a Carlo, era el candidato ideal, no por ser el chico más guapo, elegante y que estaba más bueno de todos los que conocí, sino que me gustó mucho realmente el día que me enrollé con él unos meses antes. Pero claro, ¿a saber dónde se encontraba Carlo del cual no sabía ni tan siquiera su móvil? Por lo que me tuve que decantar por otra opción menos deseable pero también apetecible. El elegido fue un chaval que conocí un viernes. Y, aunque no me gustó que le vi entrando a toda clase de chicas, incluso a algunas de nuestra pandilla, no podía negar que estaba muy bueno y que era un candidato perfecto para saciar ese poso de insatisfacción que crecía dentro de mí desde que pasó todo lo de Edu y Rafa. Se llamaba Juanan y simplemente tuve que dejar que me tirara los tejos y seguirle la corriente.

El rollo con Juanan desde luego no pasó a los anales de la historia pues fue un simple morreo rápido y apresurado en el que se limitó sobre todo a acariciarme el culo sin parar en una esquina de la discoteca. No tuvo mucha delicadeza ni esmero, todo fue, eso sí, muy pasional y con mucha ansia, pero sin el menor toque personal en el modo de hacerlo, casi como con rutina. A mí no me gustó. Me defraudó y tampoco para él debió ser muy memorable pues tras el frenético y libidinoso rollete estuvimos poco tiempo más juntos. A los 5 minutos de terminar de morrearnos ya estábamos cada uno hablando con nuestras correspondientes pandillas. Vamos, un rollete muy pasional pero totalmente impersonal y vacuo de sentimientos/emociones. Pero claro, tampoco le puedes pedir a un tío que acabas de conocer esa misma noche la misma entrega emocional, sentimental y sexual que demostraron Edu y Rafa en su día. Por lo que este rollete veraniego solo sirvió para demostrar a todas mis amigas/amigos de la pandilla que podía seguir enrollándose con quien quisiera. Fue más por ego que por deseo sexual, realmente.

El Verano siguió desarrollándose con relativa tranquilidad y sin novedades. Prácticamente desde Abril pocas emociones había habido en mi vida y yo misma me sometía de forma disciplina y diligente a un régimen absoluto de rollos sentimentales, una abstinencia total salvo el impersonal rollo con Juanan. Mi corazón lo necesitaba. Edu me hizo mucho daño sentimentalmente y Rafa sobrepasó muchos los límites como para darle más oportunidades, por lo que un descanso total de sentimientos, emociones y experiencias vendría bien a mi alocadas hormonas de los 17 años. Y, aunque a lo largo de los últimos meses, nunca cesaron los intentos tanto de Edu como de Rafa de tener algo, siempre me negué y no entré en sus juegos. Pero a finales de Agosto una jugarreta del destino me haría replantearme ciertas cosas.

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