El diario de Noa: capítulo 135º

Aquella tarde, dado que Rafa se negó a que le pudiese dar una explicación (de todos modos ninguna explicación que hubiese tratado de dar hubiese resultado convincente del todo), nos acabamos yendo enfadados del gimnasio de su tío. Yo me sentía mal y aquella misma tarde ya en casa empecé a plantearme ciertas cosas. ¿No sería todo esto una estratagema de mi subconsciente para reservarme solo para Edu ahora que de nuevo estaba libre y sin novia? No lo creía, pues aunque tenía muy claro que Edu siempre sería el núcleo de todas mis obsesiones sentimentales/sexuales no tenía ningún interés por tener nada con él. Me hizo mucho daño en el pasado y aun no estaba preparada para intentar algo. Pero ¿qué pasaría si fuese él quien lo intensase y se volcase en tener una relación seria y formal conmigo? ¿le rechazaría igualmente? ¿sería tan tonta por orgullo (o por lo que sea) de pasar de él aún a sabiendas que solo él me completaba totalmente? No sabía. En cierta manera me sentía como una estúpida, como una payasa. Rafa tenía razón en todo lo que me gritó. Por culpa de mis estúpidas neuras estaba haciendo mucho daño (al menos sexualmente) a Rafa y él no se lo merecía. Al fin y al cabo siempre se había portado conmigo mucho mejor que Edu. Eso era muchos puntos a su favor. Y de repente lo vi todo tan claro que hice algo inaudito en mí.

Casi sin darme tiempo a pensármelo dos veces le mandé a Rafa, de forma muy espontánea e impulsiva, un SMS que decía más o menos algo así como: “lo siento mucho, no se volverá a repetir, ¿quieres que quedemos mañana?”. Esperaba que me respondiera al segundo, pero bien que se tomo su tiempo porque me quedé tontamente mirando el móvil para ver si llegaba su respuesta. Estaba claro que estaba resentido y harto de mi conducta y de que nuestros encuentros nunca fuesen a más. Quizás pensaba que solo lo hacía para un nuevo encuentro light y no dejarle de nuevo avanzar. No sé. Solo sé que tardó una eternidad en responderme. Cuando ya estaba a punto de olvidarme del tema (habrían pasado por lo menos 35 minutos) recibí por fin un escueto SMS suyo: “Está bien. Ya mañana te llamo”. Dicho SMS me hizo sonreír. No sé porqué exactamente sonreí. No es que me hiciese feliz salirme con la mía y que de nuevo se hiciese lo que yo quería, sino que realmente me complacía volver a quedar con él. De repente me paré en seco y reflexioné sobre esto: ¿no me estaría realmente colando por Rafa después de tantísimos meses? Sería toda una ironía si fuese cierto, aunque cosas más raras se han visto.

Lo cierto es que la situación no podía ser más kafkiana e incoherente. Pues, por una parte, estaba Edu que acababa de cortar con Graciela y con quien pudiera estar en cuanto yo quisiese. Edu siempre me dejó claro que tras hacer el amor en Abril si no estábamos juntos era por su cobardía, inmadurez, niñatez y falta de responsabilidad para cortar con Graciela. Ahora que por fin habían roto (aún sabía sin saber quién dio el paso para romper, aunque algo me decía que el niñato de Edu no hubiera sido tan valiente como para eso) tenía carta blanca para retomar lo mío con Edu y así confirmar de una vez si podíamos ser esa pareja idílica que yo me planteaba desde los 14 años o, si por el contrario, no teníamos ningún futuro juntos. Pero por otra parte, estaba el tema de Rafa, que durante meses y meses había sido una fuente continua de complacerme y que nunca me había exigido nada a cambio y salvo contadas ocasiones se había excedido de los límites light de la fantasía. Apreciaba a Rafa. En ese momento valoraba y apreciaba a Rafa más que nunca. Se lo había currado muchísimo y fue un compañero excepcional en el tema este de las fantasías tanto en el aspecto de respetar las normas y límites, como en el tema de mantenerlo todo en el más estricto de los secretos y que nunca nadie lo supiera.

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