El diario de Noa: Capítulo 156º

Sabía que la primera gran prueba de fuego que debería afrontar sería el siguiente fin de semana cuando en el botellón se cruzasen las miradas entre Rafa y yo. Debía ser fuerte y valiente. Debía tener orgullo y demostrar al mundo entero (empezando por mi misma) que había pasado página con mis encuentros con Rafa y que todo un abanico de nuevas relaciones se abrían ante mí. Por lo que lo primero que hice ese sábado fue exorcizar lo que había ocurrido en mi habitación. Y la mejor forma de hacerlo era enfrentarme directamente a ello. Por lo que con decisión, personalidad y fuerza me vestí exactamente igual que aquel día. Es decir, con la misma camisa rosa ya lavada y el mismo pantalón negro. Si quería olvidarme por completo de ello debía cuanto antes volver a ponerme esa misma ropa y superar de una vez la humillación y vejación a la que fui sometida con ella puesta. Al principio me mostré indecisa e intranquila al tener puesta de nuevo esa camisa, pero enseguida con mucho orgullo me dije: “¡Qué demonios! ¿Vas a dejar que por culpa de lo que hizo Rafa estés agobiada para el resto de tu vida? ¡Ni hablar! Llevaré esta ropa siempre que me de la gana y no dejaré que esto me traumatice ni me agobie”. Por lo que repleta de orgullo y dignidad salí en ese botellón y me esforcé en pasármelo genial venga a reír, disfrutar, bailar y hablar con todo el mundo. Con todo el mundo menos Rafa, claro, al que jamás le volví a dirigir la palabra ni tan siquiera la mirada. Es más, ni siquiera me costó hacerlo. Fue algo natural y espontáneo el pasar de él y me sentó genial el despreciarle de por vida. Por supuesto, él tampoco hizo nada ya por acercarse a mí, le quedó muy claro que lo nuestro se acabó para siempre y que, aunque coincidiéramos en botellones o eventos, nunca más nuestros caminos volverían a cruzarse.

Esa noche pasé de los chicos voluntariamente. Solo quería disfrutar de esa noche a tope y no complicarme más la vida. Aun así me di cuenta perfectamente que Edu no me dejó de mirar en ningún momento y que esa noche le gusté más que nunca. Por un segundo me cuestioné la pregunta de siempre entre ambos “¿No va siendo hora ya de que la chica más guapa e interesante de la pandilla salga de una vez con el chico más guapo e interesante de la pandilla?”. Pero enseguida me quité esa idea de la cabeza. Al menos esa noche no quería mortificarme con esas historias y darle vueltas. Solo quería disfrutar y ya está. Ya en las siguientes semanas me plantearía si por fin le permitía a Edu salir conmigo, pero por el momento estaba muy reciente todo lo de Rafa como para embarcarme en cualquier tipo de relación. De todos modos el destino, nuevamente el destino, me tenía preparada de nuevo una serie de acontecimientos que iban a dar un nuevo giro a mi vida, tanto sentimental como sexual. Aunque bien es cierto que en parte lo provoqué yo intencionadamente.

No se hizo esperar estos acontecimientos pues el siguiente fin de semana se iba a desencadenar todo. Estábamos toda la pandilla en el botellón, charlando y divirtiéndonos en plan guay como siempre. Yo ya había percibido que si el fin de semana anterior Edu no me había quitado los ojos de encima, en este fue incluso mucho más descarado cómo no dejaba de mirarme y de intentar acceder a mí por todas las vías posibles. Sin embargo yo me porté con la frialdad, pasotismo e indiferencia de siempre. Por mucho que trató de disimular no pude conseguirlo, y aunque intentó mostrarse indiferente ante mí solo consiguió delatarse una y otra vez con miradas que me echaba. Yo a lo largo del botellón, al igual que el sábado pasado, no dejaba de cuestionarme ¿Estaba preparada para enfrentarme de verdad a una relación seria y formal con Edu? ¿Sería él lo suficientemente maduro para ello? Lo cierto es que desde que había roto con Graciela (o desde que Graciela rompió con él, pues nunca me quedó claro) no había vuelto a tontear con ninguna chica ni nada por el estilo. Es más, nada más romper no dejó de mandarme SMSs para quedar y solo cuando yo pasé de responder a esos SMSs dejó de hacerlo. Había demostrado sobradamente que yo le interesaba y que estaba ansioso por estar conmigo ahora que ya no estaba con Graciela. Sin embargo, yo no me veía tan preparada para dar este gran paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario