Por lo que le esquivé la mirada y pasé de él. Sabía que tarde o temprano tendría que acabar saliendo con él y así exorcizar de una vez lo que pasó a los 14 años y, sobre todo, liberar toda la frustración que me supuso el perder la virginidad con él y que luego pasase de mí por ser tan cobarde y niñato de no querer cortar con Graciela. Cierto que habían pasado ya muchos meses de eso y, sobre todo, que toda la historia con Rafa a lo largo de los siguientes meses me cegó, obnubiló y distrajo de tal manera que me hizo olvidar por completo. Pero ahora veía más factible y viable que nunca una posible relación entre ambos. ¿Estábamos los dos preparados y éramos lo suficientemente maduros para ser novios sin malos rollos? Todo parecía indicar que sí, pero yo quería todavía tomarme más tiempo para pensármelo y meditarlo, más aún estando tan reciente la desagradable experiencia con Rafa. Sin embargo, el destino no estaba dispuesto a darme más tiempo, pues ese mismo sábado algo iba a cambiar entre los dos.
Por lo que al día siguiente, aquel soleado domingo de finales de Septiembre, quedamos en la casa de Antonio a las 11 de la mañana para disfrutar de un intenso y deportivo partido de tenis. Todos fuimos bastante puntuales y nos montamos en el coche de Antonio rumbo al club de tenis (estaba a unos 4 kilómetros). Al llegar allí nos fuimos a los vestuarios a cambiarnos y a los 5 minutos ya estábamos los cuatro ya preparado para el encuentro. Yo estaba concienciada y concentrada para echar un buen partido. Me recogí el pelo en una coleta. Me puse mi polo blanco deportivo y unas calzonas blancas, así como unas estupendas zapatillas de deporte que había comprado semanas antes y que todavía no había estrenado. Salí a las pistas y nada más salir pude ver la mirada de Edu clavada en mí. Me miró fijamente. Casi diría que me escrutó de arriba abajo. Me hizo sentirme incómoda por tener su intensa mirada clavada en mí. Me obligué a pasar de él y empezamos el partido. Jordi y Edu contra Antonio y yo. No me gustaba nada la idea de tener a Edu enfrente de mí. Eso me ponía nerviosa y me desconcentraba. De todos modos el partido iba a ser una sorpresa tras otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario