Por lo que los siguientes días me vi sometida a las insistentes llamadas de David al móvil para concretar cuándo quedaríamos para hacerlo. Yo no quería hacerlo. Ciertamente no quería. Pero, al mismo tiempo, no dejaba de preguntarme por qué me salió esa declaración y por que mi subconsciente me obligó a decir eso. Por lo que finalmente accedí. La cita sería el primer día de Diciembre y el lugar, como no, el chalet. Al fin y al cabo los momentos más álgidos e impactantes de mi reciente vida sentimental y sexual del último año se había desarrollado en el chalet. Haciendo balance ahora desde la distancia me cuesta creer la de muchísimas cosas que me pasaron a los 17 años y cómo fue, sin duda, el año más decisivo de mi vida en todos los aspectos. Por lo que ahí nos encontrábamos en el chalet aquel 1 de Diciembre para llevar a cabo esta novedosa fantasía y así calmar y apaciguar de una vez por todo el inmenso deseo sexual retenido y contenido de David en todas esas semanas. Es normal que él estuviese emocionado y entusiasmado, había anhelado ese momento desde que nos conocimos y después de casi un mes de tenerlo a raya, sin ni siquiera caricias, esto era un regalazo en toda regla. En cambio yo seguía desconcertada y flipada y, desde luego, muchísimo menos ilusionada que él ante este evento.
David estaba muy metido en el papel de la fantasía pues totalmente contento, sonriente y feliz se tumbó en el sofá del salón y empezó a interpretar con gran convicción su papel de hacerse el dormido. Era curioso, siempre pensé que la llevaríamos a cabo en la cama de mi habitación del chalet (al igual que con Edu y Rafa). Nunca me plantee hacerla directamente en el sofá, pero tampoco me importó en exceso que se desarrollase así. ¿Qué más daba un lugar que otro? Por lo que, puesto que David ya estaba interpretando su papel de hacerse el dormido, me puse yo manos a la obra de interpretar el mío de acariciarle aprovechando que no se enteraría al estar profundamente dormido. Que rara me sentí en esta fantasía al no ser yo la dormida. Estaba totalmente descolocada y desconcertada, pero me esforcé en llevarla a cabo y proporcionarle placer tal y como antes en el pasado Edu y Rafa me lo habían proporcionado a mí. Y juro que en ningún momento me plantee martirizar a David y hacerle sufrir con esta fantasía (bastante ya había sufrido con toda la contención, restricción, castidad y censura sexual de las últimas semanas) pero sin darme cuenta me di cuenta que solo conseguí que se excitase mucho más hasta casi explotar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario