El diario de Noa: Capítulo 210º

Al día siguiente me llamó como si no pasara nada para quedar. Yo por supuesto quería quedar, pero era otra cosa la que me preocupaba, por lo que después de quedar y de hacer el amor de forma pasional (aunque no tan pasional como otras veces porque yo tenía la cabeza en otro lado) aproveché, cuando él se fue a duchar, para husmear dentro de su ordenador. A ver si encontraba fotos o vídeos de Pilar haciendo alguna de las cosas que Iñigo y yo habíamos hecho juntos. Sé que eso era rastrero, asqueroso y humillante, sé que no debía hacerlo, pero cierta pasión obsesiva me llevó a rebuscar por todos lados. Aunque de poco me sirvió, pues Iñigo tenía bastantes carpetas protegidas con contraseña y me fue imposible entrar en su contenido. Por lo que ya solo me quedaba una solución, una solución radical y tajante. Por lo que esperé a que saliera de la ducha para decírselo, porque no me iría de allí hasta que esto quedase zanjado del todo.

Iñigo salió de la ducha, aún tenía puesta la toalla alrededor de la cintura, pero no quise esperar a que se vistiera para decírsela. Me puse muy seria y le comenté: “Iñigo, no quiero seguir llevando esta relación en secreto, quiero que todo el mundo sepa lo nuestro y que sea oficial que estamos saliendo. Estoy harta de tanto secretismo y que nadie lo sepa. Quiero que todo el mundo sepa que soy tu novia”. Al oírme decir esas palabras de “soy tu novia” hasta a mí me sonaron raras y extrañas. De hecho lo nuestro no sé qué era exactamente, pero de una cosa estaba segura: no éramos los típicos novios normales y nuestra relación morbosa/sexual distaba mucho de ser normal, pero aún así no me arrepentí de habérselo dicho. Me quedé como una tonta mirándole expectante esperando una respuesta, la cual se me hizo eterna. Si llego a saber que la respuesta de Iñigo iba a ser tan sencilla y concisa jamás me hubiese puesto tan nerviosa y no le hubiese dado tanta importancia. Pues me dijo con total normalidad: “Claro, si es una tontería ya mantenerlo en secreto, es muy buena idea”. Eso me relajó por completo y escucharlo aplacó las absurdas obsesiones y celos que había ocasionado sus tonteos con Pilar los días anteriores. Por lo que ese día de principios de Marzo empezamos a salir oficialmente Iñigo y yo. Y esta relación me iba a deparar alguna que otra sorpresa por la fértil e inagotable imaginación fantasiosa de él.

Y la primera de estas fantasías no se hizo esperar. Fue el siguiente sábado al hacer pública nuestra relación. Lo cierto es que fue sorprendente ya que no asombró a nadie de la pandilla, como si todo el mundo se lo esperase, lo que me pareció raro, solo Edu puso mala cara y de frustración, y eso me hizo sentirme un poco mal, pues Edu-a pesar de todo-me caía bien y siempre sentiría algo especial por él por nuestra extraña relación desde los 14 años. La cuestión es que por fin Iñigo y yo éramos oficialmente novios, y por tanto ya no habría más malentendidos y tonteos con Pilar. Aunque no dejaba de resultar curioso que Pilar se lo tomó con mucha indiferencia, como si ya lo supiese o sospechase, no vi que se molestara mucho y no le afectó para nada. Eso me mosqueó un poco, ¿por qué no le ponía un poco celosa si solo unos días antes había estado tonteando abiertamente con Iñigo? En fin, me obligué a no pensar en ello y a disfrutar mi relación con Iñigo. Una relación que se iba a caracterizar, tal y como ya imaginaba, en muchas fantasías morbosas que tenía almacenadas en su imaginación. Y la primera de ellas me la comentó ese mismo sábado.

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