El diario de Noa: Capítulo 234º

En dicho fichero había un encabezado que ponía “La ropa de Patricia” y debajo de eso un listado de la diferente ropa que había llevado en cada fecha, es decir, una fecha con la correspondiente ropa que llevaba en esa fecha. Esto me cabreó y me hizo daño. Para empezar las fechas eran todas muy recientes, de las últimas tres semanas, es decir, desde que la vimos en la tienda y le hizo esa indirecta, como si desde entonces se hubiese quedado flipado y agilipollado por ello. Cierto que Iñigo siempre ha sido muy fetichista y todo el rollo de la ropa le encanta y le da morbo, pero hasta ahora todo ese rollo morboso lo había compartido conmigo, y que ahora sintiese atracción por otra chica me carcomía los nervios y me ponía extremadamente celosa. Sobre todo recuerdo una de las líneas de ese listado que ponía: “cazadora de cuero con camisa marrón y vaqueros (MUY GUAPA Y ELEGANTE)”. Ese “MUY GUAPA Y ELEGANTE” escrito todo en mayúsculas me hizo mucho daño, que Iñigo se interesase, aunque fuese solo visualmente, por otra chica era muy duro para mí. Además, ese ficherito demostraba que todos los días se las arreglaba para pasar por esa tienda para ver cómo iba vestida la tal Patricia.

Desde ese momento ya mi imaginación me empezó a jugarme malas pasadas, pues llegué a pensar que, aunque todavía no habían intimido ni tonteado, no faltaría mucho hasta que diese ese paso y se liase con ella. Por una parte no concebía que Iñigo me pudiese ser infiel, pero al fin y al cabo había sido infiel a Pilar conmigo, entonces ¿por qué no me lo sería también a mí? Cuanto más lo pensaba más me agobiaba, y sobre todo ya empecé hasta a imaginarme que incluso alguna vez le habría hecho fotos con el móvil y hasta que fantaseaba morbosamente conmigo. Fue todo muy duro para mí. Una decepción brutal, pero antes de sacar conclusiones quise hablarlo todo directamente con Iñigo antes de que desvariase demasiado y acabase fastidiando del todo nuestra relación. Al fin y al cabo nada grave había pasado todavía (bueno, al menos eso yo pensaba) y éramos unos novios con mucha confianza para tratar madura y responsablemente cualquier tema. Por lo que me armé de valor y me decidí enfrentarme a él.

No sabía muy bien cómo abordar el tema en cuestión sin que él se diese cuenta que sabía lo de esos ficheritos de textos sobre Patricia. Por un momento me planteé ser totalmente sincera y decirle que había espiado su portátil y que había visto esas cosas, pero eso supondría una violación de su intimidad y acabaría resintiendo nuestra relación, por lo que debía abordarlo de otra manera, y cuanto más sutil mejor que mejor. Por lo que una tarde que quedamos le empecé a contar como quien no quiere la cosa que había visto en el escaparate de una tienda una camisa marrón clásica del estilo que me gustan y que me la iba a comprar. No es que su mirada detonase mucho interés en lo que estaba contando, por lo que seguí profundizando en el tema a ver si conseguía reactivar su interés. Por lo que dije: “No sé con qué me combinaría bien esa camisa marrón, no sé con qué jersey o chaqueta me quedaría mejor, porque ya aprovecho y me compro algo que haga juego con ella, quizás… una chaqueta de cuero así en plan marrón quedaría chula”. El efecto no se hizo esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario