No sé cuántos minutos fueron. Solo sé que fueron muchos (o que a mí me lo parecieron), pero que él demostrase tanta calma en aquel momento y que disfrutase tanto de verme tumbada en la cama simplemente con el chaleco abierto fue un acierto por su parte. Por que a mí me generó ansiedad e incertidumbre. No dije nada. Seguí fielmente en mi papel de hacerme la dormida. Mientras él se regodeaba y disfrutaba visualmente mirándome de pie de arriba abajo, como saboreando la pequeña hazaña que acababa de conseguir. Más cosas habrían de pasar aquella noche, y mucho más importantes y relevantes que lo ocurrido hasta entonces.
Finalmente mientras me observaba absorto de arriba a abajo comentó de forma sincera y natural: “Estás preciosa con esa camisa a rayas, te queda de maravilla con esos pantalones negros”. A todo el mundo le gusta que le halaguen y más si se dice en ese tono un poco meloso y emocional. Debo reconocer que la habilidad y tacto de Rafa para llevar a cabo esta fantasía me tenía totalmente acaramelada y estaba disfrutando más de lo que pensé en un principio.
debo decir que esta interesante la historia, continuala pronto me gusto
ResponderEliminar