El diario de Noa: Capítulo 142º

En esos momentos de placer tan intenso cerré los ojos para sentir y asimilar mejor todas las emociones que estaba experimentando y sintiendo. Solo los volví a abrir cuando noté cómo Rafa me desabrochó el botón del pantalón y me bajó la cremallera. Puse un gesto de desaprobación y estuve a punto de gritarle que parara, que ya sabía que había ciertos límites que no se debían pasar. Pero no pude hacerlo pues él se abalanzó sobre mis pechos y empezó a comerme las tetas por encima de la camiseta. Yo notaba como rozaba y chocaba su pene contra mi entrepierna y, de repente, la violencia visceral se apoderó de él. Con vehemencia y brusquedad me dio la vuelta y me colocó bocabajo en la colchoneta. Y con una gran velocidad y rabia colérica me bajó el pantalón hasta por lo menos la altura de mis rodillas. Lo hizo con agresividad, violencia y mucha fuerza, como si estuviera crispado, frustrado y cabreado por algo. Yo me quedé horrorizaba por sus actos. Nunca había visto a Rafa así de apasionado y alocado, así de visceral y tan ansioso de deseo. En todos los meses anteriores la contención era su marca característica pero esa tarde estaba desatando todos sus demonios internos y exorcizando todo el deseo sexual que tenía acumulado hacía mí.

No puedo negar que yo estaba tremendamente excitada y que estaba disfrutando el intenso momento erótico, sensual y muy sexual que estábamos viviendo pero aún no estaba preparada del todo para que esto dejase de ser una fantasía light. Cierto que habían pasado ya casi 5 meses desde que hice el amor con Edu y que desde entonces no había vuelto a tener ninguna otra relación sexual. Pero Rafa no me dio elección posible pues llevado por el arrebato más pasional, libidinoso, lascivo y carnal me bajó las braguitas y empezó a chocar su pene contra mi vagina. Yo no quería. Yo no quería seguir por este camino y quería que todo fuese más despacio y con calma. No quería que nuestros encuentros pasasen de ser light a algo tan brutal y radical. Intenté quejarme y protestar, pero fue inútil, pues cuando quise abrir la boca solo salió un intenso gemido pues Rafa acababa de introducir su inmenso pene dentro de mí. Me acababa de penetrar y lo había introducido hasta dentro. Estuviese preparada o no, me gustase o no, estaba haciendo el amor por segunda vez en mi vida. Habían pasado casi cinco meses de lo de Edu y allí estaba, sin haberlo previsto ni planificado, follando por fin con Rafa tras tantísimos meses de juegos, fantasías y encuentros light. ¿Estábamos ambos preparados para ello? Estaba claro que él sí, yo no estaba tan segura de ello, pero sinceramente estaba disfrutando tanto de ese momento que no pude pararme a analizarlo ni a reflexionarlo con calma.

Si tuviera que definir de alguna manera esta segunda vez en mi vida que lo hacía se podría denominar como un puro acto sexual repleto de deseo. Si con Edu en Abril fue una combinación de muchos factores acumulados a lo largo de los años (sentimentales, emocionales, sexuales, fetichistas, etcétera) con Rafa fue en cambio la culminación de un deseo carnal brutal que se había ido amontando dentro de él, con infinita paciencia, hasta soltarlo del todo. Nuevamente fui igual de imprudente y de estúpida que con Edu, pues lo estábamos haciendo sin preservativo y eso era un riesgo brutal, más aún estando Rafa tan ciego de deseo que ni podía ni quería controlar. Fuimos unos irresponsables totales. Pero es que ninguno de los dos probablemente esperábamos que aquella tarde desembocase en un manantial de sexo brutal y visceral. Cierto que había mucho deseo reprimido y acumulado pero eso no era excusa para dejarnos llevar por nuestros instintos más primarios e irresponsables.

2 comentarios:

  1. Tu historia es increíble, engancha muchísimo y ayuda a superar los propios miedos de una adolescente. Gracias por colgarla!!!

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Me alegro que te guste y te ayude tanto.

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